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Comentario a las lecturas del Domingo

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Primer Domingo deCuaresma (Ciclo B) 1 de febrero de 2018

Hoy, primer domingo de Cuaresma, la Iglesia nos invita a meditar en las tentaciones de Jesús desde la breve versión de Marcos y a fijarnos en nuestras propias tentaciones que rompen la Alianza que Dios hizo con la humanidad desde tiempos inmemoriales (Ver Génesis 9,8-15)  y cuyo símbolo es el arco iris. ¿A quién no le fascina contemplar los colores del arco iris? Su formación refleja lo que debe ser la vida cristiana: estar impregnada del alegre colorido que se revela al vencer las tentaciones para estar en la gracia de Dios. 

Vencer las tentaciones es una tarea de nunca acabar porque siempre estaremos tentados en alma y cuerpo por más bautizados o confesados que estemos, así le pasó al Señor quien, después de ser bautizado, es llevado al desierto por el espíritu; podríamos pensar que los ángeles cuidarían de Él, pero no porque sólo al final le sirven, se nota aquí que Jesús va de su bautismo directo a la tentación. El desierto y la tentación lo fortalecen, lo ponen a prueba, lo robustecen en su misión y razón de ser como Mesías. En nuestros desiertos y tentaciones hay subidas y bajadas, corremos el riesgo de ser débiles y faltos de decisión para decir no. Los 40 días se asocian a las experiencias espirituales que vivimos cuando luchamos contra el maligno en medio de los horrores, temores, soledades y peligros que nos acechan día a día (fieras) y de lo cual Jesús no fue exento, con la diferencia que venció. 

Escribe el Papa Francisco: “También nosotros somos tentados, también nosotros somos objeto del ataque del demonio, porque el espíritu del Mal no quiere nuestra santidad, no quiere el testimonio cristiano, no quiere que nosotros seamos discípulos de Jesús. ¿Y cómo hace el espíritu del mal para alejarnos del camino de Jesús con su tentación? La tentación del demonio tiene tres características y nosotros debemos conocerlas para no caer en las trampas. ¿Cómo hace el demonio para alejarnos del camino de Jesús? La tentación comienza levemente, pero crece: siempre crece. Segundo, crece y contagia a otro, se transmite a otro, intenta ser comunitaria. Y al final, para tranquilizar el alma, se justifica. Crece, contagia y se justifica. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 11 de abril de 2014, en Santa Marta). Reflexión: ¿Qué me llama la atención del evangelio de hoy y de las palabras del Papa? Vuelve a resonar aquella voz que escuchamos cuando el miércoles pasado nos impusieron la ceniza: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio(Ver san Marcos 1,12-15).  

 

 José A. Matamoros G. Pbro.

Párroco 

 

Mensaje del papa Francisco para el tiempo de Cuaresma 2018

«Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría» (Mt 24,12): Queridos hermanos y hermanas: Una vez más nos sale al encuentro la Pascua del Señor. Para prepararnos a recibirla, la Providencia de Dios nos ofrece cada año la Cuaresma, «signo sacramental de nuestra conversión», que anuncia y realiza la posibilidad de volver al Señor con todo el corazón y con toda la vida. Como todos los años, con este mensaje deseo ayudar a toda la Iglesia a vivir con gozo y con verdad este tiempo de gracia; y lo hago inspirándome en una expresión de Jesús en el Evangelio de Mateo: «Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría» (24,12). Esta frase se encuentra en el discurso que habla del fin de los tiempos y que está ambientado en Jerusalén, en el Monte de los Olivos, precisamente allí donde tendrá comienzo la pasión del Señor. Jesús, respondiendo a una pregunta de sus discípulos, anuncia una gran tribulación y describe la situación en la que podría encontrarse la comunidad de los fieles: frente a acontecimientos dolorosos, algunos falsos profetas engañarán a mucha gente hasta amenazar con apagar la caridad en los corazones, que es el centro de todo el Evangelio.