Este tercer domingo de Adviento es el "domingo de la alegría" porque está cerca el nacimiento del Señor. La alegría es una nota propia del discurso de Jesús, de sus apóstoles y pastores de la Iglesia, entre ellos, el papa Francisco que ha orientado su pontificado desde la alegría y nos pide que “no nos la dejemos robar”. Isaías expresa que la alegría que viene de Dios hace grandes cosas por su pueblo (ser buena noticia, curar, dar la libertad, desbordar de gozo y alegrarse en Él), al igual que el Apóstol san Pablo quien hace énfasis en acciones como: estar siempre alegres, orar, agradecer, mantener vivo el espíritu, examinar y optar por lo bueno para erradicar el mal, para lograr la santidad del cuerpo y del alma.
¿Por qué debemos estar alegres? Porque está en medio de nosotros el Salvador (a quien no conocemos muy bien, pues nos quedamos solo con el Jesús de la cruz y la acidez del sufrimiento); porque está cerca la Navidad y hasta las paredes de la casa deben resumir esa alegría. Deberíamos ser los más alegres en actitudes y buenas obras, dejar de lado la amargura, dar paso a la sonrisa y ser motivo de alegría para los demás.
¿Qué signos de alegría expresamos hacia los demás? No podemos ser cristianos sin vivir la alegría y el gozo que nos viene de Jesús. En la misa y fuera de ella debemos expresar la alegría que Juan el Bautista nos trae desde la austeridad y el bautismo en el Espíritu Santo; Juan el Bautista, ante la insistencia de los judíos de preguntarle si él era o no el Mesías, responde que solo es una voz (testimonio del Mesías, tampoco es Elías) que invita a enderezar el camino y es categórico en afirmar que “no es digno de desatar la correa de la sandalia”. Para el Bautista es un honor ser un criado de baja categoría del Señor (desatar la sandalia era algo de poco honor para un esclavo con su amo) y no dárselas de más por los títulos que la gente le imponía (no a la tentación del ego y de la superioridad). Nosotros honramos al Señor Jesús reconociendo su grandeza y centralidad, siendo humildes en el servicio alegre a la Iglesia y al prójimo. Amén.
José A. Matamoros G. Pbro.