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Comentario a las lecturas del domingo

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Domingo 27º del Tiempo Ordinario - Ciclo C6 de octubre de 2019

El pasado domingo, a propósito de Lázaro y del rico, terminaba la homilía preguntando: ¿Guardamos un sano temor de Dios? ¿Qué nos impediría ir al cielo? Gracias a la obra evangelizadora, encomendada por Jesús a la Iglesia, somos conscientes de lo que significa buscar los medios para llegar al cielo, empezando por el santo temor de Dios. A pesar de tantos crímenes, opresiones, destrucción, violencia, discordias y contiendas que vemos, además de nuestro inconformismo por todo y por nada, hay una espera que no falla y que llegará sin falta: “Mira, el altanero no triunfará; pero el justo por su fe vivirá” (ver Habacuc 1, 2ss). Vaya reto el que nos pone el Señor: ¡Formar un alma recta sin altanería alguna y confiar en Él por la fe!

El papa Francisco ha propuesto este tiempo de octubre como un Mes Misionero Extraordinario para reavivar el don de Dios que hemos recibido desde el bautismo y llevarlo con fortaleza, amor y templanza, dando testimonio sin avergonzarnos de ser personas que confiamos en la fuerza de Dios. Desde nuestra parroquia, los hermanos de las Pequeñas Comunidades y Ministerios, nos hemos estado preparando para que, unidos a san Pablo, tomemos parte en los padecimientos por el evangelio (ver 2ª Timoteo 1, 6ss) a través de las actividades de la misión, entre ellas la visita a las familias y el llamado a formar parte de esta gran familia parroquial con el fin velar “por el precioso depósito de la fe con la ayuda del Espíritu Santo”.

Jesús nos da ánimo para la misión católica: vivir una fe grande como un grano de mostaza. Pero ¿fe para qué? Para comportarnos como Jesús nos pide, para no quedarnos en nuestra pequeñez y debilidad humana, para arrancar el peso de las montañas que guardamos en nuestra conciencia y lanzarlo al mar; fe para asumir con responsabilidad la misión de evangelizar, para hacer de manera obediente lo que Dios nos manda en su Palabra y así exclamar: “Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer” (ver san Lucas 17, 5-10).  Amén.

 

José A. Matamoros G. Pbro.

Párroco