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Comentario a las lecturas del domingo

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Domingo 13º del Tiempo Ordinario - Ciclo CE30 de junio de 2019

¿Por qué esperamos hasta ver amenazada o perdida nuestra libertad para reconocer su valor? Cada vez que escucho a las víctimas del secuestro, puedo constatar su nostalgia recurrente por la familia y la libertad, dos pilares esenciales que son indispensables para levantarse, decidirse y continuar el camino en las etapas más duras. No es necesario que ocurra algo como esto para despertar nuestra conciencia, porque «Cristo nos ha liberado para ser libres», libres del pecado y de la muerte, del instinto y de la ley.

La libertad humana ─tal como lo expresa san Pablo─ es don y tarea, por tanto, es un camino, un modo de vida que va más allá del derecho o a la capacidad para pensar y obrar según la propia voluntad, de comprender las consecuencias de los actos y hacerse responsable por ellos. Vivir en libertad significa: optar siempre por el Sumo Bien ─que es Dios mismo─ tal como Eliseo (ver 1 Reyes 19, 16b ss); pensar en los otros, no solo en sí mismos; no dar rienda suelta a los bajos instintos… hacerseservidores los unos de los otros por medio del amor. (verGálatas 5, 1. 13-18).

¿Qué necesitamos para ser libres? No basta la buena voluntad, ni el conocimiento ni la instrucción; es imprescindible vivir bajo la guía del Espíritu para vencer todo aquello que nos esclaviza ─como a los discípulos, cuando quisieron mandar que cayera un rayo del cielo y acabara con los samaritanos por no haber recibido al Señor─, es decir: los apegos, la soberbia, la intolerancia, la imprudencia y el deseo de venganza o de desquite. Jesús es libre, se deja guiar por el Espíritu, por eso decide ir a Jerusalén, corrige a sus discípulos y responde contundentemente a quienes lo rechazan, lo abandonan, o quieren seguirlo; su llamado al servicio y al anuncio del reino es tan radical que compromete nuestra libertad y no admite “peros” (ver Lucas 9, 51-62). Que los santos apóstoles Pedro y Pablo intercedan por nosotros, sobre todo cuando perdemos la libertad para amar y dar sentido a la vida. Amén.

José A. Matamoros G. Pbro.

Párroco

 

PÍLDORA LITÚRGICA 1: La Santa Misa

Los católicos tenemos el tesoro espiritual más sublime de la vida cristiana: la Eucaristía, fuente y culmen de nuestra la fe, que se celebra dentro de misa (del latín “missa” – envío) y se divide en dos partes: la Liturgia de la Palabra y la Liturgia de la Eucaristía. En la misa conmemoramos lo que Jesús hizo en la última Cena donde tomó el pan y el vino y dijo a sus discípulos: «Esto es mi Cuerpo… Esta es mi Sangre»; creemos que Jesucristo está verdaderamente presente como sacramento de nuestra fe y en él esperamos la resurrección futura (ver Juan 6,51-58).