Jesús, como buen profeta, denuncia la falsedad religiosa de los escribas y su avaricia al “devorar los bienes de las viudas”; al mismo tiempo, pone como ejemplo la generosa devoción de una mujer viuda que, a pesar de saber cómo actuaban ellos, no se desanima al momento de servirle a Dios con lo poco que tenía. Aquella “viuda pobre” representa la generosidad y desapego del dinero, actitud que Jesús alaba y bendice en las personas de auténtica fe (ver Marcos 12, 41-44). Jesús, en reiteradas ocasiones, llama la atención sobre el dinero mal administrado o adquirido de manera no honrada y advierte cómo el apego al dinero lleva a la perdición y desenfoca del horizonte de los tesoros del cielo. Así las cosas, la forma como usemos el dinero y nuestros bienes dice mucho sobre la autenticidad de nuestra espiritualidad cristiana.
¿Qué nos enseña Jesús hoy? 1. Él mira la actitud de cada uno de nosotros con Dios y con los demás, sabe de nuestras acciones, si son de luz o de oscuridad. 2. Él ve más allá de la apariencia, conoce cuándo nuestra ofrenda constituye un sacrificio o no. 3. Él no es indiferente, se fija en la realidad de las personas pobres, desamparadas y vulnerables que dependen de la misericordia de otros, como es el caso de la viuda. 4. La misericordia con los pobres y desvalidos se expresa plenamente en la ofrenda de sí mismo (tiempo, dinero, bienes, alimento… obras). 5. Una vez más, los pobres del reino son maestros de la misericordia de Dios Padre ante los ojos de Jesús: Dios mira el corazón con el que damos una ofrenda o practicamos la misericordia. 6. Dios nunca desampara al que es capaz de compartir hasta el punto de entregar en favor de otros lo que necesita para vivir, como lo atestigua Elías, gracias a la viuda de Sarepta con su puñado de harina y su poco de aceite (ver 1 Reyes 17,10-16).
La ofrenda no es una mera contribución a una causa, es un acto de amor misericordioso, fruto de la fe en Dios, que se hace con sacrificio y abnegación, en medio de la riqueza o la pobreza, no por obligación sino por amor a Dios y al prójimo. Reflexionemos: ¿Qué tan generosos somos con los necesitados y las obras de la Iglesia? Amén.
José A. Matamoros G. Pbro.
Párroco
Píldoras litúrgicas (Comportamiento adecuado para participar en la Celebración Eucarística)
Conoceremos 12 reglas para aprovechar al máximo los grandes frutos espirituales que se reciben en la Misa:
12. Espere a que la Misa termine: Debemos permanecer en la Misa hasta la bendición final. Recuerde que uno de los mandamientos de la Iglesia es oír Misa entera los domingos y fiestas de guardar.Es una buena costumbre, aunque no requerida, ofrecer una oración de acción de gracias después de la celebración.Finalmente, la salida debe ser en silencio a fin de no molestar a otras personas que deseen permanecer en el templo rezando.
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