“Sensatez” viene de dos vocablos latinos: “sensatus” (dotado de buen juicio) y “ez” (cualidad). Es un valor que guardamos en el baúl de los recuerdos, de modo que lo descartamos a la hora de decidir y de actuar. Una persona sensata se distingue por la prudencia, la cordura y el buen juicio que se expresan en su modo de pensar y de comportarse ante lo que se le presente en su proyecto de vida, de manera especial los riesgos, las tentaciones y todo aquello que ponga en peligro su dignidad corporal y espiritual.
Es un motivo de gozo que nos vean como personas sensatas porque decimos la verdad con caridad (así a los demás no les guste) y no decimos mentiras, porque manejamos la vida de acuerdo al evangelio y no sólo por sentido común; porque no nos dejamos llevar por emociones como la ira, el odio, la amargura o la violencia, porque donde quiera que vayamos somos luz ya que tememos a Dios, guardamos sus mandatos para vivir mejor y nos vaya bien aplicando el mandamiento mayor de Dios: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria.» (Ver Dt 6,2-6).
Aprendamos a vivir en la sinceridad y sensatez que nos exige hoy el Señor, quien admira a aquel escriba ─intérprete/estudioso de la ley judía─ que le pregunta de forma didáctica: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?» (Ver san Marcos 12,28b-34). Si hay caridad en nuestro corazón estaremos aplicando la sensatez ante Dios, el prójimo y así mismos. El escriba ve en Jesús una razón espiritual que debe impregnar nuestra dimensión ética: todo lo que uno haga en la vida con el amor de Dios nos hace más cercanos al reino de los cielos. “Amar” es la principal obligación del ser humano más allá de todos “los holocaustos y sacrificios”. El amor es el motor del corazón que nos anima a ver la vida con sentido y criterio para vencer todo desamor y prejuicio con quien piensa, vive o cree distinto. Reflexionemos: ¿Nuestro amor a Dios va acompañado del compromiso de mejorar las condiciones de vida de nuestro prójimo y de sí mismos? No olvidemos que entre más amor tengamos en el corazón más calidad de vida tendremos hasta la eternidad. ¡Esforcémonos por hacer las cosas bien amando como Dios nos pide día a día! Amén.
José A. Matamoros G. Pbro.
Párroco
Píldoras litúrgicas (Comportamiento adecuado para participar en la Celebración Eucarística)
Conoceremos 12 reglas para aprovechar al máximo los grandes frutos espirituales que se reciben en la Misa:
11. Inclinarse al recibir la comunión: Sí, es Dios, entonces se puede mostrar respeto inclinando cabeza como reverencia. Si lo desea puede hacer una genuflexión. Esta es una práctica antigua que ha continuado hasta el día de hoy.
https://www.aciprensa.com/noticias/12-reglas-de-oro-para-portarse-bien-durante-la-misa-42196