Es positivo reconocer que la soledad es nuestra compañera de camino, pero es nada agradable sentirse solo. Hay personas que se sienten solas por diversos motivos, entre ellos: la incomodidad social, el aislamiento intencional y el no tener carisma para entablar diálogo con los demás. Lo cierto es que el hecho de sentirnos solos o no está en estrecha relación con nuestras acciones y depende de cómo llevemos la vida o cómo tratemos a los demás. Aunque todos hemos experimentado la soledad, muchos hemos aprendido a lidiar con ella ayudados de la simpatía y empatía con las personas, hemos valorado los tiempos personales de soledad y hemos estado pendientes de los seres queridos más cercanos, empezando por la propia familia y amigos.
¿Por qué y cómo nos hemos sentido solos? No hace falta ser anciano para sentirse solo, a cada momento la soledad nos acompaña, por ejemplo, la soledad del militar alejado de su familia, del enfermo postrado en una cama, de los divorciados, de nuestras propias preocupaciones, etc. El Génesis nos recuerda que no estamos solos en este mundo, que toda la creación del Señor fue hecha para que no estuviéramos solos, más aún, a los hombres nos dejó el complemento y compañía perfecta: la mujer. Adán y Eva representan la necesidad de Dios de unir proyectos de vida, de salir adelante ayudado de otra persona, de buscar la felicidad en compañía. Hebreos rescata la hermandad que debemos tener todos y fue dada por la pasión y muerte del Señor.
Jesús hace una legítima defensa del matrimonio como la alianza y sacramento entre un solo hombre y una sola mujer, los dos por amor son una sola carne, un proyecto de vida. Valoremos la compañía de quienes nos rodean, más aún de la familia que, a pesar de no ser perfecta, es la mayor compañía que nace de la alegría de saber que contamos con personas que nos apoyan, amigos que nos fortalecen en medio de las pruebas de la vida y de compañeros de camino que nos ayudan a salir adelante. Aprendamos de la compañía de los niños a quienes Jesús pone de ejemplo nuevamente: ellos son sencillos, tienen la capacidad de la amistad y acercamiento, no en vano, Jesús los pone como ejemplo bendiciéndolos e imponiéndoles las manos. Amén.
José A. Matamoros G. Pbro.
Párroco
Píldoras litúrgicas (Comportamiento adecuado para participar en la Celebración Eucarística)
Conoceremos 12 reglas para aprovechar al máximo los grandes frutos espirituales que se reciben en la Misa:
8. Llegar algunos minutos antes del inicio de la Misa: Si por alguna razón no se puede llegar a tiempo, es recomendable sentarse en la parte de atrás para no molestar a las demás personas. Llegar a la Misa temprano permite orar y prepararse mejor para recibir a Cristo. (Tomado de:https://www.aciprensa.com/noticias/42196).