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Comentario a las lecturas del domingo

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14° Domingo  del Tiempo Ordinario - Ciclo B 8 de julio de 2018

Rebeldía (del latín “rebellis”) significa “volverse contra la autoridad”, es una actitud individual que se da cuando uno cambia su forma de ser o pensar por inconformidad, puede ir en contra de la naturaleza (enfermedad) o de la sociedad (oponerse a las normas). La rebeldía lleva a la desobediencia o al incumplimiento de una obligación, puede ser positiva o negativa, dependiendo de la situación. La rebeldía negativa tiene consecuencias negativas, no más fijémonos cómo Ezequiel profetiza ─como verdadero profeta lleno del espíritu─ a un pueblo que se rebeló contra Dios. La rebeldía no sólo ofende a Dios sino que nos hace testarudos y obstinados (Ver Ez 2,2-5).

San Pablo, en medio de una confesión escrita llena de lágrimas, habla de un aguijón punzante en su carne  ─probablemente es una enfermedad─  que asimila a todos lo que se han rebelado a su misión de ser apóstol del Señor, es decir, los emisarios de Satanás. En su propia debilidad Dios hace su gracia (jaris) para vencer a los rebeldes, es la fuerza de Cristo actuando en él, por eso vive contento en medio de sus debilidades, persecuciones, privaciones y dificultades sufridas por Cristo. ¡Vaya manera de vencer la rebeldía que el demonio quiere que mantengamos!   

Jesús vence la rebeldía a punta de sabiduría ─“Sophía” como experiencia de vida─, así lo desprecien sus propios parientes; empieza su misión pública en Nazaret con autoridad (exousía). Y la gente murmura, se rebela: “¿De dónde saca  todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado?” ¡Cuántas veces nos hemos rebelado contra Jesús, empezando por la propia familia! A Dios no le extraña ya nuestra falta de fe (apistía) que lleva a la rebeldía. Un hogar sin Dios, una vida sin Dios, un trabajo sin Dios, una Iglesia sin Dios, un barrio sin Dios, es rebeldía humana y nada más, y las consecuencias de la rebeldía negativamente humana vienen del maligno. Para la reflexión personal: ¿Acaso qué sacamos con la rebeldía netamente negativa?  Amén.

José A. Matamoros G. Pbro.

Párroco

 

Píldoras litúrgicas – del Catecismo de la Iglesia Católica (CEC)

 1143 En orden a ejercer las funciones del sacerdocio común de los fieles existen también otros ministerios particulares, no consagrados por el sacramento del Orden, y cuyas funciones son determinadas por los obispos según las tradiciones litúrgicas y las necesidades pastorales. "Los acólitos, lectores, comentadores y los que pertenecen a la 'schola cantorum' desempeñan un auténtico ministerio litúrgico".

 

Gaudete et exsultate: Exhortación Apostólica sobre la llamada a la santidad en el mundo contemporáneo (19 de marzo de 2018)

Tu misión en Cristo: 19. Para un cristiano no es posible pensar en la propia misión en la tierra sin concebirla como un camino de santidad, porque «esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación» (1 Ts 4,3). Cada santo es una misión; es un proyecto del Padre para reflejar y encarnar, en un momento determinado de la historia, un aspecto del Evangelio.